La jornada de los remences inaugura la nueva marca gastronómica. Originaria de los labradores de la Cataluña feudal, se celebrará durante los meses de mayo y junio. Los meses de verano será el turno de las comidas a la fresca, con la cocina de las carboneras. En octubre la protagonista será el chocolate, que no sólo aparecerá en los platos, sino que también será a la Feria del Pan y el Chocolate. En enero la cocina de la abuela permitirá afrontar las bajas temperaturas, mientras que la cocina de la trufa y la múrgula autóctonas, en marzo, completarán el ciclo gastronómico.
El gas y la electricidad permitieron dejar atrás las carboneras, el medio con el cual las cocinas del Principado cocían antes de que llegaran los fogones de gas. El carbonero era el profesional responsable de preparar el combustible necesario, un oficio que la modernidad ha extinguido. Pero el colectivo del Valle de Llémena lo ha querido reivindicar dando valor no sólo a los productos de proximidad que hace un siglo se cocinaban, sino reforzando una idea que actualmente vuelve a ser muy vigente.
