Cómo todas las mantequillas, la del Alt Urgell y la Cerdanya se obtenía, desde siempre, a partir de la nata de la leche. Al cabo de unos días, la nata se batía y se separaba el grano producido de las aguas madres, que se amasaba y se pasaba a recipientes de madera, donde se conservaba hasta que no se usaba. A partir de 1915, cuando se constituyó la Cooperativa del Cadí, la mantequilla se convirtió en uno de los derivados estrella de la producción lechera de la zona.
Elaborada con leche de vaca frisona recogida diariamente, esta mantequilla tiene un color amarillento más o menos intenso según la estación del año, que se consigue de forma natural (los carotenos del forraje son los responsables). Continúa manteniendo el proceso tradicional de maduración de la nata y se ofrece envasada en bloques de varias medidas.Tiene una dulzura que recuerda a la avellana, un gusto suave que se consigue con una maduración muy lenta. Sirve para hacer cualquier elaboración que tenga la mantequilla como ingrediente, ya sean pasteles, galletas, gratinados y bechameles o, incluso, para disfrutar untando una buena rebanada de pan.
Aquí tenéis algunas recetas: