El gobierno aprueba una IGP para este producto típico de la forneria catalana
La especialidad más característica de la forneria catalana ya tiene IGP propia. La Indicación Geográfica Protegida Pan de Labrador Catalán ha sido aprobada por el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Rural y Marí a instancia del Gremio de Panaderos de Cataluña, con la voluntad de apoyar a los alimentos de calidad del país.
El reconocimiento legal tiene su origen en la calidad y la reputación del producto, que se ha transmitido de padres a hijos panaderos durante generaciones en Cataluña. La cocción en horno de solera refractaria le confiere su aspecto peculiar y le aporta el sabor auténtico del pan artesano. Se elabora a mano, con auténtica demasiada madre y con fermentaciones lentas para conseguir la acidez que lo caracteriza y que lo convierte en un pan muy apreciado por los consumidores.
El pan de labrador tiene gran aroma y sabor, y mantiene la sensación de frescura y una textura agradable pases 8-9 horas. La IGP se presenta en hogazas de 500 g y 1 kg de peso, de forma redonda con una apertura natural a la parte superior.