8 cócteles sin alcohol

Este cóctel se trata de una creación exótica en la que predominan los sabores intensos que recuerdan, precisamente, a la ciudad que le da nombre. Se elabora con zumo de papaya y de naranja, jarbe de mango y pulpa de fruta de la pasión, cosa que da como resultado una dulzura que se fusiona de manera sublime con la acidez del maracuyá. Además, es una bebida con grandes propiedades nutritivas debido a las frutas que lleva, de modo que, a la vez que lo engullimos bien fresco con los amigos, ¡nos nutre el organismo!

Una bebida que no es más que limonada mezclada con té frío, pero que es muy popular debido a la persona con la que comparte nombre: el golfista Arnold Palmer. Se dice que el profesional pedía esta combinación allá donde iba, y las personas de su alrededor adoptaron la práctica de referirse a este cóctel con su nombre, cosa que se extendió al mundo entero.

Un cóctel muy dulce que lleva ginger, granadina y cerezas confitadas para decorar la copa. Se pensó especialmente como bebida no alcohólica debido a que se bautizó en honor a una actriz infantil de los años 30, de modo que se lo podía tomar sin ningún problema. A pesar de que a la Shirley Temple real no le gustaba mucho el cóctel porque es demasiado dulce, ¡si sois personas golosas seguro que os encantará!

Es una receta conocida mundialmente y, por lo tanto, es difícil saber el origen. La leyenda dice que un bartender quería inmortalizar los colores del amanecer en un cóctel, cosa que, como se puede ver, consiguió con buenos resultados. Se prepara con zumo de limón, naranja, piña y melocotón, que le da los tonos amarillentos y anaranjados, y un poco de granadina y azúcar, que es el color rojo. La presentación varía según quién la prepare, pero se suele escarchar el borde del vaso con azúcar rojo.

Tal y como indica su nombre, esta bebida entra muy bien cuando no queremos probar alcohol, y es que se mezcla zumo de naranja, limón, piña y melocotón que, con un poco de granadina y jarabe de azúcar, da un resultado bien dulce. Para la presentación, se debe mojar el borde del vaso en zumo de naranja o granadina y cubrirlo de azúcar, para crear un efecto de escarcha con sabor.

Lo que más llama la atención de esta bebida es su color, cosa que se obtiene gracias al zumo de melón y de kiwi, aunque también lleva zumo de piña, pulpa de plátano, soda y hielo. Se trata de una bebida con matices interesantes que, una vez más, es ideal tomar bien frío, ya que no solo hidrata, sino que también refresca.

El color intenso es lo que caracteriza este cóctel, hasta el punto de que esta tonalidad escarlata es lo que le da nombre a la creación. Se consigue con un poco de zumo de lima y jarabe de esta misma fruta roja, todo bien agitado en la coctelera y decorado con menta y un puñado de frambuesas. ¡Podéis estar seguros de que la mezcla es extremadamente dulce!