CRISTINA CAMILLERI
29/09/2017El otoño ya está aquí y llega acompañado, como cada año, de las setas. Estos hongos comestibles de diferentes formas y colores se convierten en el ingrediente invitado en casi todos los platos. Ensaladas, carne, pescado, arroces, pasta... podemos utilizar las setas en infinidad de recetas y, además, solas también están muy buenas. Los bosques catalanes se llenan de todo tipos de setas y muchas personas van a buscarlas. Si no sois aventureros, no os preocupéis, que también encontraréis en el supermercado. Hay que añadir que este alimento típico de la gastronomía de nuestra tierra también es muy saludable. Así pues, ¡no dudéis en sacarles todo el partido en la cocina!
Trompeta de la muerte
Esta seta hace enloquecer a muchos chefs, y no es extraño. A pesar de que nos puede recordar al rebozuelo, este tiene un color más claro. Es un buen ingrediente para hacer guisos y combinan muy bien salteadas con rebozuelos y camagrocs. Es un hongo con múltiples aplicaciones culinarias y combina con muchos gustos, pero recordad que tiene un sabor bastante fuerte. Por ello es mejor no abusar de él, porque podría estropearnos el plato. Aun así, es cierto que se utiliza para mejorar muchos tipos de platos y de ahí que haya recibido el mote de 'trufa de pobre'. En cuanto a su textura, es bastante dura y fibrosa. Por lo tanto, saltead o coced bien las trompetas de la muerte.
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Robellón Thinkstock
La seta más popular de Cataluña también es una de las más buenas para comerla sola. Si la salteáis con un poco de ajo y perejil, a buen seguro que no os decepcionará. Su carne es consistente y su sabor se aprecia mejor a la brasa que en guisos. Durante el otoño es habitual encontrarlo en los bosques de pinos. Su color es anaranjado y el pie de la seta es grueso. Lo halláreis fresco y de temporada en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Aun así, el resto del año también podéis comprarlo en conserva.
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Camagroc
Rebozuelo anaranjado, 'camasec', angula de monte, trompeta amarilla... Tiene mil nombres, pero un mismo aroma característico. Su olor nos recuerda al de la carne y es muy versátil en la cocina. Es una seta muy agradecida en la cocina, puesto que combina a la perfección con muchos ingredientes. Así pues, la podéis encontrar en muchas recetas. Necesita poca cocción y con un simple sofrito de cebolla se vuelve el acompañamiento ideal para el arroz o la pasta. En el momento de conservarlo, tenéis que escaldarlo un momento y congelarlo al vacío o en bolsas termoselladas.
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Boleto
Quizás os sonará porque es un ingrediente imprescindible de los 'risottos'. Aun así, si os lo coméis solo y crudo, cortado en láminas finas y con un poco de vinagreta, os sorprenderá. Esta seta es una de las que podréis conservar mejor, puesto que si la secáis o congeláis mantendrá el aroma y el sabor. Esta especie es muy carnosa y, por lo tanto, es la preferida de muchos chefs. Os recomendamos que, si lo vais a congelar, lo limpiéis antes de recolectar, lo fileteéis y lo estiréis.
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Negrillas
Una seta con la que debéis tener paciencia en la cocina, pero visible en muchas recetas típicas catalanas. La negrilla tiene una carne blanca y quebradiza que dificulta su limpieza. Aun así, tiene un sabor espectacular y es muy versátil en la cocina. Si vais a recolectarla, contad con la supervisión de un experto o informaos muy bien de sus características, puesto que se puede confundir fácilmente con otras especies. Tiene un color grisáceos con tonos negros, de ahí su nombre.
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Trufa Thinkstock
La trufa es, sin duda, la seta más apreciada por los grandes chefs. Esta joya de la gastronomía catalana ha conseguido recibir críticas positivas a nivel internacional. De hecho, muchos ya la han bautizado como 'oro negro'. Tiene un sabor fuerte y consistente que le da a los platos un toque único. Cada vez es más habitual verla como ingrediente en las recetas de los chefs más 'gourmet' a nivel internacional y, está claro, en Cataluña. Es tan buena que incluso se puede comer cruda y, de hecho, ello resalta su esencia gustativa. Es un producto que se consume en la temporada de invierno, concretamente de noviembre a marzo.
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Oronja
Es una seta que, que si la veis una vez, seguro que la reconocéis. Tiene una forma muy curiosa, puesto que tiene una especie de cabeza que le sale de la esponja. Algunos chefs aseguran que es una de las mejores opciones si queremos comer setas crudas, porque no requiere mucho esfuerzo. Podéis degustarla en forma de 'carpaccio' con un chorro de aceite de oliva virgen extra, sin olvidar el toque de sal. Cocida al vapor con un poco de aceite, ajo y perejil tampoco deja indiferente a nadie. Es muy importante que nunca la limpiéis con agua, porque se echaría a perder. Así pues, para conservarla, recordad: entre trapos, limpia, seca y en la nevera.
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Llanega
La llanega es una seta típica de la Cataluña central. Se cocina a menudo para hacer guisos de ternera, a pesar de que también queda muy buena a la brasa. Hay de dos clases: la blanca y la negra. La llanega negra es una de las setas más valoradas en Cataluña, sobre todo en la zona del Bages, el Berguedà y el Solsonès. Esta seta también se puede disfrutar a la plancha, puesto que con una simple vuelta y vuelta en la sartén, sin mucho aceite, y con una picadura de ajo y perejil, queda buenísima.
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Gírgola Anna Garcia Frigola
La gírgola es de las primeras setas que salen en otoño cuando empieza la temporada. Es bastante apreciada en la gastronomía, a pesar de que no tiene un sabor tan característico como las otras especies. Es muy económica y fácil de cocinar, así que es una buena opción para empezar a iniciaros en la cocina de las setas. Con un poco de aceite, ajo y perejil está bastante buena, aunque también se utiliza para hacer platos de carne o pescado. Es una seta muy versátil en la cocina y combina a la perfección con otras setas. En cuanto a sus características, tiene un gusto suave, una textura carnosa y un color blanquecino y marrón.
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Champiñón Thinkstock
Es una de las setas más famosas de Cataluña y también una de las más buenas, a la vez que económicas. La podemos comer cruda, del bosque al plato, ya sea en forma de 'carpaccio', laminada en una ensalada o con un poco de aceite de oliva. Es un ingrediente habitual del recetario de la gastronomía catalana y, sin duda, uno de los más consumidos. Tiene el sombrero abombado y un color blanquecino. Encontraréis todo el año en conserva en cualquier supermercado, pero es más bueno cuando está fresco. Aprovechad ahora que viene la temporada para recolectarlo y probad a cocinarlo de varias maneras. Es agradecido en la cocina y tiene un sabor suave.
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