El Tête de Moine AOP es un queso suizo que, por el formato en el que se consume —la flor— y el ritual de preparación asociado —el uso de la 'girolle'— nos transporta a otro ambiente. Además, en boca, trae toda su intensidad de sabor, mezclado entre granos y frutos secos tostados con notas lácticas e incluso matices frutales y especiadas, como la nuez moscada que mezclan con la textura sedosa y cremosa al fundirse en boca. La 'girolle' és un utensilio pequeño que permite cortar el queso con mayor facilidad y obtener unas pequeñas y atractivas flores que recuerdan a la flor del clavel.
Toda esta mezcla de sabores, olores, preparación y formato nos conecta con los Alpes suizos. Y para potenciar este momento de desconexión, lo ideal es armonizarlo con un vino blanco, como los producidos en el país centroeuropeo con la uva 'chasselas', ya que suelen ser frescos y afrutados, aunque también puede acompañarse con vinos blancos como el verdejo o los gallegos tipo albariño o un malvasía.
Un suís sense gluten ni lactosa
El Tête de Moine AOP es un queso suizo que elaboraban los monjes de la abadía de Bellelay hace más de ocho siglos y que, actualmente, se produce en menos de diez queserías de las regiones montañosas del Jura y Jura de Berna con leche cruda de vacas alimentadas con pasto y heno y sin aditivos, es rico en proteínas y minerales, y no contiene gluten ni lactosa.
En definitiva, un queso para desconectar del estrés i de la rutina, para pararse a comer y disfrutar del momento. Este queso puede convertir cualquier ocasión en algo único por la riqueza de su sabor y su original corte en forma de flor.