¡Estamos acostumbrados a disfrutar del vino como acompañamiento, pero también lo podemos utilizar como un ingrediente más de las recetas!
El mejor vino para cocinar. Se pueden utilizar diferentes tipos de vino para cocinar: blanco, negro, espumoso, dulce, generoso... Cada uno tiene unas características que aportarán cualidades al plato según el resultado que busquemos. El vino es un ingrediente más y, por lo tanto, debe ser de calidad, como cualquier otro ingrediente. Esto no quiere decir que tenga que ser un vino muy caro, pero sí que debe ser de calidad para conseguir un buen resultado.
Muy versátil. Con el vino podemos deshelar el fondo de una sartén donde hemos marcado carne o pescado, para recoger los sabores concentrados que quedan en el fondo. También podemos aliñar un pescado para el horno para hidratarlo y aportarle aromas más frescos. También podemos hacer una salsa para los postres o una confitura o una jalea para acompañar quesos. En la cocina moderna se hacen elaboraciones más complejas y creativas, como espumas ligeras y esferificaciones de vino.
Protagonista. Hay estofados donde el vino es el máximo protagonista de la receta. También puede ser el ingrediente principal de un helado, el relleno de un bombón de chocolate o, incluso, de un pan empapado con vino, que es una experiencia fantástica.
Como lo debemos escoger? El mundo del vino es muy amplio, así que es importante conocer las características. Un vino negro con personalidad hará un estofado de carne más untuoso y colorido, los vinos blancos se acostumbran a usarse para las carnes blancas, los pescados, la pasta y salsas ligeras. El jerez seco es un vino interesantísimo en la cocina, ya que es complejo y salino y aporta muchos matices a las vinagretas, a los escabeches, al pescado, al marisco, a la carne blanca y a las salsas.