Trucos para cocinar con ajo

El ajo es una pequeña joya, tanto por su sabor como por sus propiedades, ¡y aquí os damos unos cuantos consejos para utilizarlo en la cocina!

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El ajo es uno de los ingredientes irrenunciables de nuestra gastronomía. La lista de recetas que lo incluyen, en mayor o en menor medida, es prácticamente infinita: sopas, cremas, purés, platos vegetarianos, de carne, de pescado... Y es que el ajo aporta un sello de sabor y personalidad inconfundible. Eso sin olvidar su alto contenido en minerales y vitaminas (sobre todo las del grupo B) y su efecto antibiótico, hipotensor y reductor del colesterol. Pero... ¿Cómo lo tenemos que cocinar? A continuación os damos unas cuantas claves:

  • En primer lugar, es importante elegir bien los ajos. Optad por aquellos que sean firmes, tengan la piel muy seca y no presenten zonas blandas.
  • Antes de pelarlos, colocad los dientes sobre la mesa y golpeadlos ligeramente con la hoja de un cuchillo. De este modo os será más fácil retirar la piel. Otra opción es dejarlos en agua fría durante unos minutos.
  • Si queréis eliminar el olor de ajo de la piel, un método bastante efectivo es frotaros los dedos con medio limón. Para combatir el mal aliento, masticad una ramita de perejil o de albahaca.
  • En el momento de picar los ajos en un mortero, añadid una pizca de sal. Así conseguiréis que los trozos de ajo no salten del mortero.
  • Para suavizar el sabor y facilitar la digestión, escaldadlos previamente o sacad el germen verde interno con un cuchillo.
  • Cuando salteéis los ajos, añadidlos a la sartén cuando el aceite todavía esté frío. Para evitar que el ajo se vuelva amargo, no lo friais a fuego fuerte.
  • Si el sabor del ajo os parece demasiado potente y agresivo, podéis optar por el ajo negro, ligeramente dulce y también muy saludable.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, si queréis preservar al máximo las propiedades medicinales del ajo, no lo podéis cocinar de cualquier manera. Tenéis que partir, sobre todo, de dos premisas:

  • Picad el ajo antes de consumirlo para activar la alicina, principal agente responsable del olor del ajo, que reduce la presión arterial y tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.
  • Cuanto menos cozáis el ajo, mejor se conservan sus propiedades medicinales. De todas maneras, el ajo hervido favorece la flora intestinal.

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