El fenómeno no es nuevo. El 1907, el Restaurante Miramar, de Barcelona, ya se anunciaba a La Vanguardia con el reclamo "Cada jueves y festivos, el plato de moda, cannelloni". Siempre ha habido usos, maneras y costumbres que han estado en boga durante un tiempo o en un país determinado—que es cómo el diccionario define el concepto moda.
Y, en el ámbito de la gastronomía, siempre ha habido productos, platos, restaurantes, estilos o dietas que, por el que sea, a partir de un cierto momento, despiertan el interés general, y son buscados y saboreados cada vez por más gente durante un periodo de tiempo. Es esta orientación o corriendo que se desarrolla en el interior de un grupo —cómo también nos explica el diccionario— el que denominamos tendencia.
'Pescaclics'
No, el fenómeno no es nuevo, pero últimamente se ha potenciado. La globalización comunicativa, el deseo enfermizo de estímulos, el seguidismo de los influyentes y el nuevo gregarisme que promueven las redes sociales —la necesidad de imitar aquello que vemos a Instagram o a TikTok— lo ha estimulado. También la fabricación compulsiva de noticias por parte de los medios en linea, con los consiguientes titulares y formatos pescaclics donde la simplificación categórica tipo "Los 50 mejores...", "Los 10 imprescindibles...", "Los 5 que no te puedes perder..." triunfa. Estas noticias acaban aconteciendo profecías autoacomplertes; es decir, por el propio hecho de decir que tal o cual cosa será la nueva tendencia, promueven que lo sea.
Hace tiempo que a Alícia nos dimos cuenta que, fuéramos más o menos escépticos con estas dinámicas culturales tan aparentemente coyunturales, para incidir positivamente en los hábitos de consumo de la sociedad, además de la tecnología alimentaria y la ciencia nutricional rigurosa, teníamos que detectar, controlar y aprovechar los estímulos que hacían que la gente empezara a comer determinada fruta, dejara de comer un nutriente o buscara desesperadamente tal preparación. Por eso montamos un observatorio permanente de tendencias, para entender las dinámicas y los intereses.
Porque de intereses a controlar las dinámicas, hay, no seamos ingenuos. Alguien se beneficia del hecho que de golpe nos venga más de gusto tal cosa en lugar de otra, y alguien también puede salir perjudicado, nosotros directamente o nuestro entorno. Por eso podemos continuar consumiendo y explicando tendencias, está claro, pero con un poco de conciencia. Porque es más divertido tener criterio. Y conveniente.
