ADRIÁN ROQUE
15/02/2022El hecho que necesitamos el agua para vivir es algo que ya todo el mundo tiene muy interiorizado, al fin y al cabo, somos en un 65% agua. Sin embargo, es cierto que acostumbramos a tener encasillada al agua en una simple bebida sin darnos cuenta de lo magníficamente amplia que puede ser su aportación y diferentes variaciones en la cocina.
El agua puede ser de mineralización débil, dura... incluso del mismo grifo, para todos aquellos que sean amantes del regusto amargo de la cal que deja en boca. Pero... ¿qué pensáis si decimos que ciertos tipos de agua van mejor para unos tipos de recetas que otras? ¿Agua de grifo para hacer unos postres? ¡Cuidado, pues quizás tendréis que hacerlo de nuevo!
Aquí van cuatro recetas que concuerdan a la perfección con cuatro tipos de agua.
'Cocido madrileño'
- ¿Cómo?
- Pues sí, habéis escuchado a la perfección. Los expertos en "cocido madrileño" dicen que el bueno y tradicional se hace con agua del grifo. Este tipo de agua tiene un sabor fuerte y muy incipiente en el paladar, pero con cocidos y recetas de cuchara que lleven ingredientes cómo chorizo o morcilla esto pasa prácticamente desapercibido.
Paella valenciana
La tradición popular valenciana especifica que la paella cocida en agua dura (con alto contenido en minerales) está mucho más rica, puesto que a pesar de que no cambia el proceso de cocción, ¡sí que cambia su sabor! También es cierto que Valencia es tierra de aguas generalmente de mineralización muy dura... entonces, ¿hablaríamos de tradición o de comodidad? ¡Descubridlo vosotros mismos!
Oliaigua
Bueno, no solo al oliaigua le va a la perfección la mineralización débil, pero es que esta receta es mayoritariamente agua, y, por lo tanto, tenemos que saber escogerla con todo el mimo y afecto posible. El agua débil es ideal para cualquier receta, puesto que es la que menos sabor tiene y no predomina por encima de otros ingredientes ni te puede perjudicar en el resultado final de un plato. En caso de duda, escoged siempre esta, ¡no erraréis!
Sorbete de melón y enebro Becky Lawton
Eso sí que es un consejo que tenéis que interiorizar para siempre: ¡los postres, con agua muy, muy débil! La mineralización muy débil o, como mucha gente lo denomina: el agua dulce, se adecúa perfectamente a la realización de postres como por ejemplo sorbetes, granizados y gelatinas. Su sabor tan neutro tirando hacia la dulzura es ideal, porque en ningún caso nos fastidiará una receta... ¡y todos sabéis lo milimétricamente medidos que van los postres! Al fin y al cabo, ¡unos buenos postres son también la debilidad de cualquiera!
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