Si las plantas tuvieran superhéroes, la Stevia rebaudiana sería la superplanta de los edulcorantes. Tiene un poder para endulzar 300 veces mayor que el azúcar, pero, además, tiene muchos beneficios medicinales. Tomad las hojas frescas, en infusión o en mermeladas y chocolates preparados. Ah, y también la podéis cultivar en casa!
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La estevia es una planta originaria del sur del Brasil y del Paraguay, que se ha usado desde la antigüedad por sus propiedades saludables y medicinales. También se puede cultivar en las zonas mediterráneas, pero es en el trópico donde la planta crece más. Tiene un sabor característico muy concentrado, herbáceo y dulce, incluso con notas de regaliz, si nos excedemos; por eso tenemos que controlar la cantidad, porque puede llegar a ser amargo.
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Como es una planta dulce, es ideal para endulzar tanto líquidos como sólidos, para evitar el azúcar o la miel. Principalmente, está indicada para las personas diabéticas. Es fácil de usar en infusiones, con hojas frescas o secas, y también para elaborar almíbares sin azúcar. Las hojas frescas se pueden consumir como hacemos con la menta. La estevia tiene un poder 300 veces más edulcorante que el azúcar, por eso se tiene que usar con cuidado y en pequeñas cantidades. No aporta ninguna caloría al cuerpo.
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Lo más habitual es consumirla infusionada como, por ejemplo, la tila, tanto la hoja fresca como la seca. También picada, para endulzar fruta. Eso sí: el estevia, en las elaboraciones, no se comporta como el azúcar, no ayuda a la caramelización ni a la fermentación.
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En el mercado encontramos estevia de diferentes maneras: la planta viva, las hojas frescas, las hojas secas y los elaborados de estevia en polvo o líquida. Sobre todo, controlad las etiquetas de los elaborados para confirmar que son totalmente naturales.
Preparación
- Para la masa: mezclar los ingredientes con la pala de la batidora eléctrica hasta incorporarlos todos. Reservarlo envuelto en un film y dejarlo reposar 1 h a la nevera.
- Estirarlo sobre una mesa de silicona con un poco de harina, hasta un grosor de 2 mm.
- Ponerlo en un molde de 15 cm de diámetro, cubriendo todos los bordes. Cortar la demasiada sobrante y pincharlo con un tenedor. Encima, poner papel sulfurado y alguna legumbre seca para que haga de peso.
- Cocerlo en el horno, a 180 ºC, 10 min. Sacar el papel y las legumbres y ponerlo 5 min más en el horno. Reservarlo.
- Para la crema: mezclar los huevos, el zumo de naranja, la estevia y la cáscara rallada, y cocerlo al baño maria removiéndolo con una varilla, hasta que la mezcla espese. Colarlo y añadir la gelatina hidratada y escurrida, todavía en caliente. Añadir la mantequilla y removerlo hasta tener una crema brillante y homogénea. Reservarlo.
- Para la nata: montar la nata muy fría y añadir la estevia líquida. Removerlo y reservarlo en una manga pastelera con una boquilla lisa.
- Sobre el pastel frío, repartir la crema de naranja. Refrigerarlo 1 h. Cuando la crema esté firme, repartir la nata montada, haciendo gotitas, alrededor del pastel. Por encima, poner las frutas, la naranja y los brotes de estevia.