Tacos de guacamole

Por Ada Parellada

La sencillez de México en un plato

Tipo de plato Primeros

Dificultad Baja

Tiempo 30

Rápida y sencilla

Ingredientes

4 tortillas mexicanas
2 aguacates
Aguacates
Oriundo de México (¿quién no ha probado nunca un buen guacamole?), Colombia y Venezuela, los primeros españoles que llegaron a esas tierras bautizaron el aguacate como la 'pera de las Indias'. Detrás de esa piel rugosa y delgada, se esconde una pulpa carnosa que se va volviendo blanda conforme el aguacate madura. Es de color verdoso en el exterior y de color crema en el interior, y tiene un gran hueso leñoso que aguanta toda esa pulpa llena de aceite, cuyas tres cuartas partes son ácido oleico, característico del aceite de oliva. Muy rico en potasio, manganeso y sodio, además de vitamina E, es un buen antioxidante. Si compráis los aguacates verdes y queréis que maduren deprisa, envolvedlos con papel de diario y dejadlos fuera de la nevera. Haced un buen batido con zumo de naranja para empezar bien el día, o añadidlo en una ensalada muy colorista con camarones, o a un tartar de bonito, puesto que le da mucha cremosidad, condimentado con una vinagreta de anchoas.
maduros
8 láminas de queso cremoso
2 tomates
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
carnosos grandes
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
el zumo de ½ limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.

Tacos de guacamole Ada Parellada

Ingredientes

4 tortillas mexicanas
2 aguacates
Aguacates
Oriundo de México (¿quién no ha probado nunca un buen guacamole?), Colombia y Venezuela, los primeros españoles que llegaron a esas tierras bautizaron el aguacate como la 'pera de las Indias'. Detrás de esa piel rugosa y delgada, se esconde una pulpa carnosa que se va volviendo blanda conforme el aguacate madura. Es de color verdoso en el exterior y de color crema en el interior, y tiene un gran hueso leñoso que aguanta toda esa pulpa llena de aceite, cuyas tres cuartas partes son ácido oleico, característico del aceite de oliva. Muy rico en potasio, manganeso y sodio, además de vitamina E, es un buen antioxidante. Si compráis los aguacates verdes y queréis que maduren deprisa, envolvedlos con papel de diario y dejadlos fuera de la nevera. Haced un buen batido con zumo de naranja para empezar bien el día, o añadidlo en una ensalada muy colorista con camarones, o a un tartar de bonito, puesto que le da mucha cremosidad, condimentado con una vinagreta de anchoas.
maduros
8 láminas de queso cremoso
2 tomates
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
carnosos grandes
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
el zumo de ½ limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.

Preparación

Cortar los aguacates por la mitad y vaciarlos con la ayuda de una cuchara.
Ponerlos en un recipiente y rociarlos con el zumo del limón. Añadir sal, pimienta y un buen chorro de aceite. Aplastarlo con un tenedor.
Lavar el tomate y cortarlo en láminas finas con la ayuda de un adulto, si es necesario.
Extender las tortillas y poner encima las láminas de queso cremoso. Añadir las láminas de tomate. Untarlo con una capa de guacamole y enrollar la tortilla.
Es aconsejable pedir ayuda a un adulto para pasar las tortillas por la sartén, con un chorro de aceite y a fuego medio. Cuando se doren, ya estarán a punto para comer.